sábado, 29 de enero de 2011

Poema de las Almas



Poema de Ana M. Fernández Vuono
Ilustración: "La Partida", de Susana Bonet



Cuando es imposible la unión de los cuerpos,
cuando es imposible expresar con palabras
aquello que grita el sentimiento...  despiertan las almas.


Se fusionan en el mundo de los sueños,
palpitando sutilmente enlazadas.
Se acarician y dialogan en silencio,
en una danza de luces delicadas.


Fuera del tiempo, del espacio y del dolor
las almas dan, de sí mismas, lo mejor.

Alli el amor se vuelve tan profundo
que ya no es necesario vivirlo en este mundo.

Allí no se conoce el abandono ni la duda.
Se vive en un eterno banquete de ternura.

El sentimiento cede el paso a la intuición
y, para amar, ya no hace falta el corazón.

viernes, 14 de enero de 2011

Poema del Amigo


 
Poema de Vinicius de Moraes
Ilustración: "Ternura", de Carlos Santacruz


Se necesita un amigo.
No es necesario que sea hombre,
basta que sea humano,
basta que tenga sentimientos,
basta que tenga corazón.
Se necesita que sepa hablar y callar,
sobre todo que sepa escuchar.
Tiene que gustar de la poesía,
de la madrugada, de los pájaros, del sol,
de la luna, del canto, de los vientos
y de las canciones de la brisa.
Debe tener amor, un gran amor por alguien,
o sentir entonces, la falta de no tener ese amor.
Debe amar al prójimo y respetar el dolor que
los peregrinos llevan consigo.
Debe guardar el secreto sin sacrificio.
Debe hablar siempre de frente y
no traicionar con mentiras o deslealtades.
No debe tener miedo de enfrentar nuestra mirada.
No es necesario que sea de primera mano,
ni es imprescindible que sea de segunda mano.
Puede haber sido engañado,
pues todos los amigos son engañados.
No es necesario que sea puro,
ni que sea totalmente impuro,
pero no debe ser vulgar.
Debe tener un ideal, y miedo de perderlo,
y en caso de no ser así,
debe sentir el gran vacío que esto deja.
Tiene que tener resonancias humanas,
su principal objetivo debe ser el del amigo.
Debe sentir pena por las personas tristes
y comprender el inmenso vacío de los solitarios.
Se busca un amigo para gustar
de los mismos gustos,
que se conmueva cuando es tratado de amigo.
Que sepa conversar de cosas simples,
de lloviznas y de grandes lluvias y
de los recuerdos de la infancia.
Se precisa un amigo para no enloquecer,
para contar lo que se vio de bello y
de triste durante el día, de los anhelos
y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.
Debe gustar de las calles desiertas,
de los charcos de agua y los caminos mojados,
del borde de la calle, del bosque después de la lluvia, de acostarse en el pasto.
Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir,
no porque la vida es bella, sino porque estamos juntos.
Se necesita un amigo para dejar de llorar.
Para no vivir de cara al pasado,
en busca de memorias perdidas.
Que nos palmee los hombros,
sonriendo o llorando,
pero que nos llame amigo,
para tener la conciencia de que aún estamos vivos.